Ana Lucía Gómez de 22 años, es una joven entusiasta que ha descubierto sus habilidades para el emprendedurismo con apoyo de Educo en Nicaragua en alianza con el Centro de Comunicación y Educación Popular (CANTERA) en el marco de la segunda fase del proyecto «Fortalecido el desarrollo integral y capacidades laborales de las y los jóvenes en situación de riesgo en zonas urbano marginales de Managua – Nicaragua».
El proyecto dirigido para adolescentes y jóvenes en riesgo de 16 a los 30 años promueve la inserción laboral y el desarrollo integral del grupo participante con apoyo del Ayuntamiento de Barcelona, a través de Educo. Inicitavas como esta contribuyen a que la juventud tengan mayores oportunidades de conseguir un empleo o lograr emprender en su propio negocio. La historia de mujeres jóvenes como Ana Lucía muestra que con oportunidades, la juventud puede alcanzar sus sueños, mediante el autoempleo.
La joven emprendedora supo del proyecto, a través de una familiar, se apuntó y decidió tomar uno de los cursos, el de repostería, asegura que con esta oportunidad ha complementado sus estudios universitarios en turismo con nuevos conocimientos en gastronomía. A lo largo de un año, ella junto a 23 compañeras más se capacitaron en un oficio, a través de la formación técnica especializada. Al mismo tiempo que aprendieron a crear y autogestionar su propio negocio, fortalecieron sus habilidades para la vida para transformar sus realidades:
“En este curso aprendí sobre cómo mejorar mi autoestima, no es solo la parte técnica, también nos enseñaron a identificar nuestras habilidades y puntos negativos para la mejora. Todo esto que aprendimos es necesario para poder construir nuestro plan de vida con seguridad”
Ella es una de las cinco participantes que han sido beneficiadas con un fondo semilla de 500 dólares para iniciar su propio negocio:
“Mi negocio se llama “El Trinche”, un nombre llamativo, que se utiliza en el norte de país para llamar a los tenedores y de paso aproveché para retomar el consejo que nos dieron los profesores de poner un nombre atractivo que más adelante me permita diversificar mi oferta, es decir ahorita voy a vender repostería, pero más adelante puedo pasar a las comidas”. Hoy, asegura sentirse motivada y decidida a sacar adelante con su emprendedurismo.
Para Ana Lucía, este tipo de oportunidades le permiten a la juventud poder desarrollarse:
“Antes de formarme acá no había pensado emprender en un negocio propio y creo que esto es muy bueno, porque lo que más necesita Nicaragua son emprendedores con deseos de aprender y superarse”